-
En el día de hoy hace 528 años, Cristóbal Colón y su flota pisaron tierra por primera vez en lo que hoy llamamos Islas Bahamas. Cinco siglos después este evento sigue generando discusión en cómo debería ser recordada esta fecha tan significativa. Movimientos contra la violencia racial están brotando en todo el mundo con más fuerza que nunca, cuestionando el papel histórico de colonizadores, esclavistas y exploradores europeos. Es necesario reformular el nombre de lo que conmemoramos en este día. El “descubrimiento de América”, la “llegada de Colón al nuevo mundo” o el “Día Internacional de la Raza” son ya conocidos y cuestionados, círculos más progresistas comenzaron hace décadas a hablar del “Día de los Pueblos Originarios y el diálogo intercultural”, “Día de la lucha de los nativos americanos contra los conquistadores españoles”, o simplemente como el “Día de la resistencia Indígena”.
Mural que representa la viruela en la tradición oral del pueblo Kukama-kukamiria (Créditos: Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
En el 2020 esta reflexión se hace aún más necesaria, pues a llegada de una pandemia a las comunidades nativas de la región de Loreto no es algo nuevo. Desde la época de la conquista, diversas oleadas de enfermedades traídas por los colonizadores arrasaron a las poblaciones originarias reduciendo drásticamente la población de la amazonia. Algunos de estos episodios aún perduran en la memoria colectiva en forma de relatos. El pueblo Kukama-kukamiria recuerda que la viruela, personificada en un espectro con capucha blanca, llegaba por el río en canoas largas, con muchas crías, y que la gente al verla escapaba hacia el interior de la selva dejando sus casas y sus animales.
Actualmente, en pleno siglo XXI, cuando la humanidad tiene la sensación de haber alcanzado un control sin precedentes sobre la naturaleza, gracias a la tecnología y la ciencia, la pandemia de Covid-19 viene a recordarnos nuestros límites y fragilidad. El llamado “enemigo invisible” se ha extendido por todo el mundo a una velocidad vertiginosa, aprovechando la gran movilidad del mundo globalizado. Debajo de las seductoras promesas del desarrollo y el progreso, han aparecido en toda su magnitud las profundas brechas, desigualdades y contradicciones del modelo socio-económico que hemos construido. “Las injusticias se han develado”.
Los pueblos indígenas han vuelto a enfrentar una epidemia en situación de máxima vulnerabilidad, en un contexto donde los servicios de salud y servicios básicos son casi inexistentes, con condiciones de salud precarias por la prevalencia de anemia infantil y enfermedades como dengue o malaria, a lo que se suma el limitado acceso a sistemas de protección social.
Un representante de la OEPIAP simula una combinación de vestimenta tradicional tikuna y awajun, incorporando el elemento icónico de la pandemia, la mascarilla. (Créditos: Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
El impacto en las comunidades amazónicas de la Covid-19 es potencialmente desastroso y, al mismo tiempo, difícil de evaluar. Teniendo en cuenta que afecta con mayor gravedad a los ancianos, el riesgo de que se pierdan conocimientos ancestrales que son salvaguardados y trasmitidos por ellos es muy alto. También desde el punto de vista económico, la cada vez mayor dependencia de productos externos y del comercio provoca que muchas comunidades enfrenten serias dificultades para abastecerse de ciertos alimentos, para comprar combustible o herramientas o para que los y las jóvenes estudien.
Frente a esta situación, sin dejar de reclamar sus derechos ante las autoridades y de buscar apoyos, los pueblos indígenas se han organizado por sí mismos para enfrentar la enfermedad: cerraron el acceso a sus territorios, se aislaron en sus casas o en sus chacras y recurrieron a la medicina tradicional cuyo poder reside en las “madres” o espíritus protectores de las plantas. Remedios a base de matico, jengibre, ajo sacha, huito, hierbaluisa, limón, cebolla, entre otras, están ayudando a muchas personas a sobrellevar el Covid-19, a atenuar los síntomas y evitar males mayores.
Representantes de la Organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana junto a otras federaciones indígenas protestan frente al Gobierno Regional de Loreto antes la falta de asistencia sanitaria durante los peores momentos de la pandemia. (Créditos: Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
En las cosmovisiones indígenas los procesos de enfermedad y curación transcurren en el mundo espiritual. Así, el bienestar y la salud de una persona, o de una comunidad, no son solo cuestiones del cuerpo, sino que dependen de las relaciones entre los humanos y los demás seres de la naturaleza, personificados en sus “madres” o “dueños”. Por ello, los chamanes y personas que curan, piden permiso o ayuda a estos espíritus, invocan su poder, dialogan y negocian con ellos para restablecer el equilibrio.
También desde la ciencia moderna cada vez hay más información sobre las profundas interrelaciones de los procesos naturales y cómo la salud de los ecosistemas tiene efectos en nuestro propio bienestar. La destrucción de hábitats, la reclusión y consumo indiscriminado de animales, el uso y abuso de la naturaleza sin pedir permiso, sin negociar, sin respetar la vida en sus múltiples formas, es el verdadero origen de esta pandemia y de otros problemas globales que nos amenazan.
El golpe del Covid-19 pasará, pero llegarán otros. Es necesario aprender la lección, escuchar las voces de los abuelos y de los investigadores, de la cultura y de la ciencia, todos coinciden. No hay excusas. No es solo cuestión de medicinas o vacunas, tenemos que replantear nuestra relación con los demás seres. Esta experiencia debe servir para que cada vez haya más personas abrazadas, sanando. Por ello hoy día celebramos la interculturalidad y ponemos en valor el conocimiento ancestral indígena, el que nos recuerda nuestro origen, un origen en simbiosis con la naturaleza que nos rodea, la cual nos abastece con todo lo que necesitamos para experimentar una vida plena.
SANANDO
La producción “Sanando”, trata sobre la actual pandemia de Covid-19 y ha sido realizada en el marco de la experiencia de creación audiovisual “Con el río” que involucra a jóvenes indígenas amazónicos, de la Organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana (OEPIAP), y conducida por Radio Ucamara con la colaboración del Instituto Chaikuni. En “Sanando”, participan 6 jóvenes de 3 pueblos originarios: Gimena Cariajano Sánchez del pueblo Achuar, Marita Cahuaza Mori, del pueblo kukama-kukamiria, Vilgereo Huaje Shawit, Adeodato Padilla Shinkikat, Neiser Chuin Pacunda y Euner Kajekui Chuin, del pueblo Awajún La letra, elaborada por sus propios intérpretes, recoge sus vivencias, reflexiones y perspectivas frente a la emergencia de Covid-19 y cómo la han enfrentado sus familias y sus pueblos.
Por Daniel López, fotografías de Alienor de Sas (Instituto Chaikuni)
-
Los árboles se cortan y se queman los arbustos durante la técnica de tala y quema para despejar parcelas de cultivo. El suelo pierde sus nutrientes y desaparece la fauna de macro y micro invertebrados. (Foto por Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
Queridos amigos y simpatizantes,
El Amazonas todavía está ardiendo. Como has visto en las noticias, decenas de miles de incendios forestales se extienden a través de la selva amazónica y continúan propagándose a través de la región a un ritmo alarmante. Los incendios han devastado inmensas áreas en Brasil, Bolivia y Paraguay.
En esta foto Silvia del Águila, nuestra coordinadora del Program de Permacultura, trabaja en la chacra integral demostrativa. (Foto por Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
Si bien algunos incendios se atribuyen al aumento de la sequía (la cual ha aumentado debido a las variaciones del cambio climático) la mayoría son provocados deliberadamente por humanos que buscan despejar el bosque para expandir sus negocios. En Brasil en particular, los intereses de las empresas agrícolas y los ganaderos continúan incendiando vastas extensiones de bosque para despejar la tierra para monocultivos de soja y granjas de ganado, impulsadas por las políticas depredadoras de derecha del presidente Bolsonaro.
Con tu apoyo, en el Instituto Chaikuni promovemos una alternativa a la agricultura nociva de tala y quema, el método que en gran parte es responsable de estos incendios. En Chaikuni promovemos un sistema agroforestal regenerativo y diverso llamado chacra integral. Una de las características principales de la chacra integral es la técnica que consiste en dejar que la vegetación podada permanezca en el suelo, la cual mantiene los nutrientes en la masa biológica e imita los ciclos naturales del ecosistema de la selva. El sistema de chacras integrales es una forma segura de evitar incendios en la región, porque no se incluye la quema en este proceso. La selva tropical intacta es tan húmeda que resiste de forma natural a la propagación de incendios. Una chacra integral promete un pedazo de selva sano e intacto, que produce alimentos, medicinas y madera, brindando innumerables beneficios ecológicos y económicos a las comunidades locales, así como a la comunidad global.
Los participantes del Curso de Diseño de Permacultura (agricultores locales y representantes indígenas) reconocen el terreno para establecer la mejor ubicación de una chacra integral. (Foto por Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
Desde que realizamos nuestro Curso de Diseño de Permacultura (PDC) en mayo para agricultores locales de las comunidades circundantes de nuestro centro de permacultura, hemos seguido trabajando para llevar estas chacras integrales a sus hogares. A finales de año, nos propusimos instalar 8 hectáreas de estas ricas parcelas agroforestales con las comunidades participantes.
Los pioneros de este programa son los participantes locales del PDC, con quienes estamos trabajando para instalar estos sistemas en sus propiedades. Comenzamos a visitarlos en sus hogares y en sus tierras, recolectando datos socioeconómicos para construir una línea de base sólida, que luego nos permitirá monitorear el progreso de este proyecto. La semana pasada, realizamos un curso de un día en nuestro centro para actualizar los conocimientos y técnicas que aprendimos del PDC, centrándonos en el diseño de sus propiedades y, en particular, analizando la mejor ubicación para sus parcelas agroforestales. En el caso de uno de los participantes, ya hemos comenzado a implementar su chacra integral.
En comparación con la primera imagen, así es como se ve una chacra integral en su primera etapa, el fuego nunca se usa para despejar el espacio, las plantas comestibles y medicinales así como árboles maderables continúan creciendo y proporcionando más sustento año tras año. (Foto de Alienor de Sas / Instituto Chaikuni)
El trabajo se realiza a través de las llamadas mingas. Una minga se refiere a un día de trabajo comunitario, y es muy común en esta región de la Amazonía peruana. El propietario moviliza a su familia y vecinos para que lo ayuden en su terreno y les ofrece comida a cambio. Nuestro personal calificado acompaña y guía el trabajo, y también aporta algunos de los alimentos que se ofrecen a la multitud trabajadora. A partir de aquí, asistiremos en muchas más mingas para ayudar a establecer las chacras integrales en las comunidades.
Estamos tan comprometidos como siempre para seguir creando un movimiento para regenerar el Amazonas, difundir la conciencia y el conocimiento que también contribuirá a prevenir futuros incendios. Cualquier donación nos ayudará a llevar nuestro proyecto un paso más lejos.
Haz click aquí para saber más sobre nuestro proyecto Ayni y ayudarnos a prevenir estos incendios.
Muchas gracias por su apoyo a las comunidades locales en la Amazonía peruana y por ser parte de nuestro movimiento.
Con gratitud,
El equipo del Instituto Chaikuni
- Menu
- Inicio
- Quiénes Somos
- Porqué Trabajamos
-
Qué Hacemos
-
Permacultura
Educación Intercultural
Derechos humanos y de la Naturaleza
-
- Últimas Novedades
- Apóyanos
- YouTube
-