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Texto del blog de Justino Henson.
Desde el año 1979, más de cien derrames de petróleo han ocurrido a lo largo del Oleoducto Norperuano (ONP). Finalizada su construcción en 1977, el ONP se extiende a lo largo de 1.106 km desde la Amazonía hasta la costa peruana, y es operado por la empresa estatal Petroperú. La gran parte de los derrames se produjeron después del año 2008. Solamente en el 2016, los derrames de petróleo alcanzaron más de una docena.
La mayor parte de los derrames se han producido en la región de Loreto en la Amazonía Norte del Perú, siendo ésta la región más grande de la Amazonía Peruana. Loreto abarca aproximadamente 368.852 km2 de bosques tropicales, es el hogar de 27 pueblos indígenas, incluso pueblos indígenas viviendo en aislamiento voluntario, y miles de especies de plantas, animales e insectos en peligro de extinción.
Los derrames han afectado gravemente al medioambiente, a la biodiversidad, a los ecosistemas, a la salud de las comunidades y su acceso básico al agua y comida para el consumo humano. Al mismo tiempo agravaron los conflictos sociales en la región. Los pueblos indígenas afectados y sus organizaciones representativas llevan luchando muchos años para ser escuchados, y más de una vez han organizado largas protestas. Inés Vásquez Ramírez, una madre indígena del pueblo Kukama Kukamiria de la comunidad San Roque, situado en la ribera del río Marañón, nos dijo lo siguiente:
“El agua es muy importante porque del agua vivimos. Nuestras aguas son contaminadas por la empresa, estamos muy tristes. Con esta agua nuestros niños se están muriendo. Ya no tenemos pescado ni en el río ni en las cochas. Constantemente hay derrames de petróleo. Todos los días, por más que purificamos el agua, por más que la tratemos, no es apta para el consumo humano. Estamos ingiriendo metales pesados, como plomo. Si no hay salud, no hay vida. Pido al Estado que nos atienda con agua tratada y víveres para estos niños que están desnutridos en nuestras comunidades. El Estado no nos hace caso. Por eso nos hemos parado de nuevo, en este caso si no nos vuelven a atender, vamos a parar con más fuerza ya. Habrá un paro indefinido.”
Un informe recientemente elaborado por una comisión del Congreso Peruano concluye que los impactos de los derrames de petróleo no han sido analizados, medidos o evaluados por el gobierno y que existe poca información con respecto a la salud de la población afectada. Además, desmiente el engañoso discurso que circula en los medios de comunicación de que comunidades indígenas causan los derrames deliberadamente, ya que el mismo informe indica como responsables a terceros y destaca la negligencia y la posible corrupción de la petrolera estatal Petroperú en relación con los derrames.
Lamentablemente el informe argumenta que para que las operaciones del Oleoducto Norperuano sean totalmente viables (y por lo tanto justifiquen grandes inversiones para mejorar la infraestructura), es necesaria una intensificación de la explotación petrolera en la Amazonía peruana. En estos tiempos de cambio climático en gran parte causado por del hombre, y en vista de las pérdidas catastróficas y los daños sociales y ambientales irreparables generados por los derrames del oleoducto y los impactos acumulados de casi cincuenta años de explotación petrolera, ¿es la inversión adicional en la industria petrolera de Perú una propuesta razonable, justa y responsable?
“La gran mayoría de científicos confirmas que la hora está un minuto antes de las doce, si queremos limitar el aumento de la temperatura global de 1.5 grados Celsius y evitar los impactos más serios del cambio climático. La transición hacia la energía renovable tiene que ocurrir ahora. Hay que dejar los combustibles fósiles en el suelo, y conservar los bosques que aún nos quedan para que puedan seguir cumpliendo su función como reservorios de carbono, así como sus demás funciones fundamentales para sostener nuestras vidas. Los catastróficos impactos en las comunidades a lo largo del ONP tienen que ser atendidos adecuadamente cuanto antes. Además, desde el Insituto Chaikuni urgimos que Loreto empiece a aprovechar su potencial de energía solar… ¿Por qué no existe ni una sola planta de paneles solares en esta región que se encuentra tan cerca del ecuador y tiene un inmenso potencial para aprovechar la energía solar?
– Se pregunta Stefan Kistler, el Director del Insituto Chaikuni.
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En la Amazonía peruana, más de 40 años de explotación petrolera irresponsable han afectado a innumerables comunidades indígenas. Si bien los científicos todavía no conocen los impactos a largo plazo de los derrames de petróleo y la contaminación del agua, los vínculos entre las violaciones de los derechos indígenas, los conflictos socioambientales y la industria del petróleo son cada vez más claros. En esta historia exclusiva, el estudiante indígena Kichwa y Vice-Presidente de la organización estudiantil indígena OEPIAP, Elisvan Greffa Yumbo, presenta sus observaciones luego de un viaje como parte de nuestra investigación conjunta con la prestigiosa Pontificia Universidad Católica del Perú sobre el derecho al agua en la región de Loreto. Los casos documentados en la investigación, enfocados en las comunidades de Vista Alegre en el río Tigre y Cuninico en el río Marañón, serán presentados ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 7 de mayo de 2018, con la esperanza de avanzar una justicia muy necesaria y atrasada para los Pueblos Indígenas amazónicos del Perú.
Texto y Fotos por Elisvan Greffa Yumbo
Retrato de Elisvan Greffa Yumbo por Sophie Pinchetti
El derecho al agua es un derecho humano y como seres humanos tenemos el derecho a ejercitarlo, exigiendo que el agua que consumimos sea tratada para que sea saludable beber el agua.
Salimos para un viaje de 18 horas desde la localidad de Nauta con destino a la comunidad de Vista Alegre, que se encuentra ubicada en el distrito de Intuto en la provincia de Loreto. El viaje se realizó con la finalidad de recopilar información sobre la contaminación del agua y sus consecuencias sobre el derecho humano al agua, en particular del río Tigre. Formé parte de un equipo de cuatro personas: dos investigadores de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), un compañero de estudios de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de la Amazonía Peruana (UNAP), y yo, un estudiante de antropología social.
Durante el recorrido de diez días por el río Tigre, las primeras observaciones e impresiones que pude obtener fue la falta de las aves que viven en las orillas del río y que se alimentan de peces, como por ejemplo la garza blanca, que se puede observar en grandes números en el río Marañón. Tampoco se escucharon los cantos del coto mono como se puede escuchar en el río Putumayo, que es de donde yo provengo.
«Las primeras observaciones e impresiones que pude obtener fue la falta de las aves que viven en las orillas del río y que se alimentan de peces»
Al llegar a la comunidad, sentí como si llegara a la mía, todaslas poblaciones rurales tienen algo en común, las formas de construir las casas a lo largo de las orillas del río y su hospitalidad entre otras cosas. Me sentí tranquilo, como en casa, tomando las bebidas típicas a las que invitan a todo aquel que llega de visita y comiendo los peces frescos del río – es una forma común de la vida en la comunidad.
Cuando se iniciaron las actividades de investigación, me sorprendió oir la realidad de la comunidad. En las entrevistas nos contaron los detalles de las contaminaciones al medio ambiente causadas por las extracciones del petróleo, las consecuencias directas a la salud y el genocidio que realizan las empresas petroleras.
Izquierda: Un morador de Vista Alegre pescando. Derecha: Benjamín Cariajano en casa, con sus herramientos para cazar.
Escuché el relato del señor Benjamín Cariajano de 72 años de edad. Nos dijo que antes de que llegara la empresa petrolera, la población de la comunidad tenía una vida saludable, consumían el agua del río y no se enfermaban. Vivían felices, cazando, pescando en el río y en sus lagos, y no tenían problemas de la salud como los tienen en la actualidad. Con la llegada de la empresa OXY EN ANDOAS, comenzó la explotación del petróleo en los ríos Pastaza, Corrientes y Tigre y la contaminación del agua. En la comunidad de San Juan de Bartra, que está ubicado en la quebrada Montano (afluente al Tigre) y por donde también pasa por el lago llamado Montano, se instalaron 29 pozos petroleros.
«Vivían felices, cazando, pescando en el río y en sus lagos, y no tenían problemas de la salud como los tienen en la actualidad.»
«Con la llegada de la empresa OXI EN ANDOAS, comenzó la explotación del petróleo en los ríos Pastaza, Corrientes y Tigre y la contaminación del agua.»
A partir de las instalaciones de los pozos en el Tigre, se fueron depositando las aguas saladas y los residuos de petróleo en el agua y así se inició la contaminación. Con las lluvias, fueron trasladados por la quebrada Montana al río Tigre, de esta forma se inició una etapa de contaminación. En los años 1980 y 1982, la contaminación estaba en su mayor auge puesto que comenzó los derrames en los lotes, el petróleo llegó al río, quedando de color negro la superficie del agua. Éste fue el inicio de la desaparición de las especies de peces y los animales que bebían el agua contaminada. Los primeros en morir fueron los peces y animales. Se morían las aves que se alimentan de los peces y toda ave que viven en las orillas del río. Después comenzó la muerte de las personas, en el transcurso de estos dos años, entre 1980 y 1982 fallecieron doce personas de la comunidad de Vista Alegre. Entre los doce personas hubieron dos de los hijos del señor Benjamín de edades 5 y 4 años. Fue una gran tragedia y muchas personas quedaron enfermas con manchas en el rostro.
«En esos tiempos las personas no sabían porqué morían, los niños se bañaban en el agua con petróleo y jugaban pintándose con el petróleo.»
En esos tiempos las personas no sabían porqué morían, los niños se bañaban en el agua con petróleo y jugaban pintándose con el petróleo, desconocían lo que era. Con la contaminación del agua y del suelo comenzó las consecuencias, aparecieron enfermedades que nunca habían tenido y no sabían como curarlas. Tambien se inició el desabastecimiento de la alimentación: no encontraban animales, no habían peces y si habían estaban enfermos, flacos y moribundos, se acabaron los animales. Esta situación fue desastrosa para la población local, nos indicó Benjamín.
Otro testimonio, el de la señora Arminda Sandi Tuitui, nos informó que antes no habían enfermedades como la malaria. Nos dijo que el estado entregó a la empresa las tierras indígenas con todos sus habitantes y los abandonó, contaminando sus aguas. No reciben apoyo por parte del estado local ni nacional. Cuando se dieron cuenta que el agua estaba contaminada, buscaban agua en las zonas más remotas de la comunidad, donde no llegó la contaminación. Actualmente la comunidad necesita ayuda para combatir las enfermedades causadas por la contaminación del agua.
«Yo en mi calidad de estudiante indígena Kichwa del Putumayo, observé las violaciones de los derechos de las poblaciones indígenas.»
Después de conocer los testimonios de las personas entrevistadas, me di cuenta de la situación que esta comunidad ha sufrido y que es semejante al boom del caucho. Yo en mi calidad de estudiante indígena Kichwa del Putumayo, observé las violaciones de los derechos de las poblaciones indígenas. El estado por su parte no ha cumplido con su obligación de brindar por lo menos los servicios básicos como: salud, educación, que es la base fundamental para el desarrollo de un pueblo.
Samuel Ríos, miembro de la comunidad de Vista Alegre y monitor ambiental para la comunidad, como parte del programa de monitoreo ambiental independiente de la federación Kichwa FECONAT.
En lo relativo a la salud, esta población se encuantra abandonada. No hay el abastecimiento necesario, esto es una zona endémica. La responsable de salud de la localidad manifestó que se presentan de 20 a 24 casos de malaria cada tres días, lo cual es alarmante Las autoridades nacionales y locales responsables en esta área no están asumiendo sus responsabilidades, la encargada salud no alcanza a atender a los pacientes, y tampoco hay los medicamentos adecuados para poder tratar a todos los pacientes.
«El estado no ha cumplido con su obligación de brindar por lo menos los servicios básicos como: salud, educación, que es la base fundamental para el desarrollo de un pueblo.»
En lo relacionado a la educación, solo existe un local que se encuentra en condiciones precarias en el área y no cuenta con los docentes necesarios para poder impartir la enseñanza o los materiales para poder desarrollar las clases adecuadamente. Durante estas cuatro décadas de explotación petrolera en esta zona, no hay ningún profesional y nadie ha accedido al nivel de educación superior, manifestó el señor Walter Fachin Sandi.
En este trabajo de investigación sobre el derecho al agua, encontré una violación de los derechos humanos en todos sus ámbitos y el estado es cómplice directo de esto actos de vulnerabilidad. A pesar de lo que este territorio brinda a la economía del país, el estado no proporciona los servicios básicos. A pesar de ser un lugar de gran importancia a nivel económico del país no hay desarrollo.
Consecuentemente las comunidades se encuentran desamparadas, abandonadas y enfermas, expuestas a morir con las epidemias. En esta parte del Perú, se comete genocido y existe la destrucción de la biodiversidad amazónica.
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Text by Sophie Pinchetti
Photos by Sophie Pinchetti & Contributors
The right to free, prior and informed consent is one of indigenous peoples’ fundamental collective rights. Yet in the northern Peruvian Amazon rainforest, on indigenous lands in an area known as Block 192 – the country’s largest and most important oil field, this right is now at risk once again.
“In Block 192, violations of our collective rights and the right to life and subsistence are not a possibility, they are a certainty”, tells us Fernando Chuje, indigenous Kichwa leader from the Tiger river and President of indigenous organization FECONAT. Like many other indigenous peoples from river basins across the Loreto region, Chuje has spent his lifetime fighting for his rights and people and enduring nearly half a century of irresponsible oil exploitation.
Back in 2011, Peru vowed its commitment to honour indigenous peoples’ right to prior consent and adopted it as part of its constitution. The law requires governments to seek consent from indigenous people before approving any development plans that might affect them. But what happens when the context is an environment in which so-called development projects have already been abusing indigenous peoples for decades? “The situation in Block 192 is one of accumulated impacts, not just possible impacts”, states Chuje.
Indigenous Kichwa peoples occupying oil facilities as part of a protest in Block 192 during August and September 2017 in Andoas, Loreto, Peru. Photo Courtesy of Wilmer Chavez/ORIAP
Putting the law into practice has been a thorny issue to say the least, with foreign investors and high level interests often being placed above the law and getting the last say. Block 192, which harbours 13 billion dollars of proven reserves of crude oil, is one of the many oil and gas concessions created on ancestral indigenous lands since the Seventies. These concessions cover over 80% of the Peruvian Amazon and most were never consulted with indigenous communities. The alarming environmental and social situation warranted the attention of the United Nations’ Special Rapporteurs on hazardous substances and wastes, Baskut Tuncak, and on the rights of indigenous peoples, Victoria Tauli-Corpuz, who both called the government’s efforts to remedy oil spills to be “grossly inadequate”. “Peru must protect and respect the rights of indigenous peoples to their land, territories and resources, as well as to consultation in accordance with relevant international standards,” the experts said, emphasising that the government “has an obligation […] to hold companies accountable for any failure to respect human rights, before re-licensing the land.”
Kichwa Indigenous Leader & President of ORIAP from the Pastaza river, Wilmer Chavez. Photo Sophie Pinchetti
The stakes are now higher than ever. Block 192 was recently swept by a new series of peaceful protests by Achuar and Kichwa people in the face of a lack of transparency about the current 2-year concession and the inevitable future concession for 30 years or more, for which the right to prior consultation should be respected. Another 3 decades of oil exploitation? Not another drop of oil without our say, was the resounding cry from indigenous peoples and their organizations who took direct-actions between the months of August and October 2017 seizing oil facilities and shutting down oil wells, effectively paralyzing oil production. “People have a firm position”, says Wilmer Chavez, indigenous Kichwa leader and President of ORIAP. “In the event that there is no prior consultation, we will definitely shut down oil activity. There will be no oil.”
Indigenous Kichwa peoples occupying oil facilities as part of a protest in Block 192 during August and September 2017 in Andoas, Loreto, Peru. Photo Courtesy of Wilmer Chavez/ORIAP
Currently operating on Block 192 is Canadian oil company Frontera Energy Corporation (formerly known as Pacific Exploration & Production), which was granted a 2-year contract following an 2015 emblematic prior consent process between indigenous organizations of Block 192 and the state. The contract, which was due to expire end of August 2017 was extended to February 2019. The state cited “force majeure”, arguing that the company was unable to use the Northern Peruvian pipeline for 18 months as initially expected, as the pipeline was shut down by order of the Supervisory Agency for Investment in Energy and Mining of Peru (OSINERGMIN) after suffering repeated spills that dumped thousands of oil barrels into Amazonian rivers.
“The state must consult with indigenous peoples with due anticipation, as there is just over a year left until the current operator Frontera concludes the extension of its contract”, emphasizes Jose Fachin, indigenous Kichwa leader and advisor to FECONAT. “We at FECONAT question the state’s argument that due to force majeure the pipeline didn’t operate correctly. Although proper maintenance of the pipeline was recommended by OSINERGMIN, it was never done adequately. So we are faced with a situation of irresponsibility on the part of the company, the ruptures in the pipeline were caused by corrosion and were therefore predictable”, says Jose.
Indigenous Kichwa Leader & President of FECONAT from the Tiger River, Fernando Chuje Ruiz. Photo Sophie Pinchetti
With so much contamination still to be cleaned up, leaking and poorly maintained pipelines in oil lot 192 itself, and too many unfulfilled pledges by the state to provide basic services such as education and health, patience is running out. “We are not opposed to oil drilling, but the state must take into account everything that has happened,” says indigenous Kichwa leader Fernando Chuje. “In over four decades of oil exploitation, there is a state of total abandon – nothing can be seen from the part of the state, let alone from the company.” In the past two years alone of Frontera Energy Corporation’s operating time in Block 192, about 40 oil spills have been documented by the OEFA Supervision Department.
Indigenous organizations from five river basins, allied with both FECONAT and ORIAP from Lot 192 as part of a coalition formed during the landmark Saramurillo protest on the Maranon river last year, express their solidarity with the struggle. “We support the organizations of oil lot 192 and their demand of respect to their prior consent right in lot 192. We declare ourselves indefinitely mobilized, we will not permit more abuses to our collective rights”, states the coalition.
The government of Pedro Pablo Kuczynski initially stated that the 2015 prior consultation process was still valid for a new contract. In late October 2017, due to the ongoing protests, the government affirmed its commitment to respect the prior consultation when there is a Supreme Decree to be adopted for a new long term oil drilling contract. The question is if other mechanisms could be pushed forward to find a new operator to try to bypass the prior consultation legislation and commitment. Indigenous peoples will have to be on the watch.
Community members begin cleaning up oil spill at the indigenous Awajun community of Chapis, district of Manseriche, Province of Datem del Marañón, Loreto – November 2017. Photo Ismael Pérez Petsa
Racism and Discrimination against the Indigenous Movement in Loreto
Despite being an environmental and social disaster, Block 192 has been hugely profitable for the national economy, and the one of the main drivers of the Loreto region’s economy. The dependence set the scene for a crisis, and in 2015 the oil price dropped, taking with it the infamous oil royalties the region relied upon, and sending unemployment rates skyrocketing. Amidst the worsening poverty over the past two years, racist public discourses against indigenous peoples have alarmingly intensified, and have been all the more aggravated by negative portrayals of indigenous peoples in national and regional media, which regularly blame indigenous peoples of being “extortionists”. Although the contaminated waters of rivers in Block 192 drain into the waters of Iquitos, few members of urban society regard the issue of the corroded pipeline to be their problem or concern.
The indigenous coalition of five river basins formed at Saramurillo with indigenous student organization OEPIAP, mobilized in the city of Iquitos to raise their voices against discriminatory media broadcasts, November 2017. Photo Sophie Pinchetti
On social media, comments on a Facebook post about protests in Block 192 published by a page dedicated to Iquitos testify to the racist and hateful attitudes of most local people: “Those shitty natives don’t protest because they care for or love their forests, but because they want money. Those shitty bums want everything for free”, says one Facebook user. “They like to make easy money,” says another, “That’s why they cut the pipelines. They don’t realise they’re contaminating our environment, our rivers. These natives are sons of bitches, it’s been years that I want to exterminate them”.
Indigenous students of OEPIAP protesting outside a local Iquitos-based radio station. Photo Sophie Pinchetti
Amazonian indigenous organizations from five river basins and indigenous student organization Oepiap Pueblo mobilized last month outside a local radio station to denounce discriminatory broadcasts insulting indigenous peoples. “This is a clear strategy to discredit the indigenous movement”, say the organizations. In the Loreto region, indigenous peoples are on the frontline protecting the water, rivers and forests, and demanding respect of their rights after over 40 years of oil contamination on their ancestral territories. “Justice is necessary for the systematic violations of individual and collective rights of the rainforest’s peoples and nature itself”, declare the organizations.
Consultation, Yes! Abuses, NO! FECONAT’s New Publication
With the aim to inform indigenous communities in the Tiger River and the Peruvian public on the current situation in Block 192, we recently launched with our indigenous ally and partner FECONAT a publication entitled “Consultation, Yes! Abuses, NO!”, featuring photographs by The Guardian’s David Hill. The publication notably highlights a list of numerous commitments made to Kichwa communities between 2015 and 2017 by various government entities which have not been fulfilled. The publication has been distributed to 26 communities along the Tiger river and is also available to read online (in Spanish).
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Text by Sophie Pinchetti; Photos by Sophie Pinchetti, Alex Kornhuber and Courtesy of the community of Cuninico
Los pueblos indígenas afectados por la actividad petrolera en el norte de la Amazonía peruana han vuelto a levantar sus voces y demandas de justicia en otra audiencia importante con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), esta vez centrada en el caso del derecho al agua en las comunidades indígenas de Cuninico y Vista Alegre. Estas dos comunidades, representativas de la crisis grave que afecta a muchas otras comunidades de las cuencas amazónicas las cuales han sido afectadas por más de 40 años de explotación petrolera y constantes derrames de petróleo del oleoducto peruano del norte, siguen teniendo negado el acceso a agua potable.
“¿Cuantos años más vamos a seguir consumiendo esta agua contaminada?”, preguntó el líder indígena Watson Trujillo Acosta de Cuninico, una comunidad Kukama-Kukamiria golpeada por un derrame de 2 500 barriles de petróleo en su territorio en el 2014 debido a una ruptura en el oleoducto norte peruano operado por la empresa estatal Petroperú SA, y ha estado luchando por lapara que se haga justicia desde entonceseste tiempo, reclamando el pidiendo por el acceso a agua potable y la atención médica básica. Sentado a su lado estaba el líder indígena Kichwa Llerson Fachin Tuituy de Vista Alegre en el río Tigre, una comunidad que ahora cuenta con tres cementerios debido a los altos niveles de mortalidad infantil en las últimas décadas. Desde los años ochenta, Vista Alegre ha estado muy contaminada debido al vertido de aguas de producción tóxicas en los ríos y derrames por empresas como Occidental Petroleum Corp (OXY), Pluspetrol SA y Frontera Energy Corp. que operan en el lote petrolero más prolífico del Perú, el lote 192. Los líderes pidieron a la comisión que “exhorte al estado peruano que no nos s siga matando a los Pueblos Indígenas de esta manera”, con demandas que incluyan la provisión de agua apta para el consumo humano, salud, educación, reremediación mediación y compensación por los impactos de la contaminación .
The community of Vista Alegre in the Tigre river, Loreto, Peruvian Amazon
“For how many more years are we going to continue drinking this contaminated water?”
Oil spill in the community of Monterrico, a community along the Maranon river, Loreto, Peruvian Amazon. Photo Courtesy of Alex Kornhuber; included in evidence presented to IACHR
El Derecho Al Agua Limpia
La Comisión indicó que el Estado peruano no ha adoptado suficientes medidas de prevención y remediación ante estos desastres. “Sólamente reclamamos Hacemos nuestro justo reclamo al el derecho al agua, elal derecho a la salud y eal derecho a la alimentación. Derechos que se están yendo viendo afectados precisamente por laesta situación de los derrames de petróleo”, dijo Joel Hernández, Relator para Perú de la CIDH. “Parece ser que en los últimos 40 añnos es un fenómeno recurrente en el Oleoducto Norte Peruano, no se adoptan las medidas eficaces”. En los últimos dos años, los derrames del oleoducto del norte de Perú han aumentado, con sóolo 40 derrames documentados en el lote 192 y 24 derrames a lo largo del río Marañón. Construido en los años setenta, las más de cuatro décadas del oleoducto del norte de Perú en las aguas ácidas de la Amazonia han dejado la infraestructura del oleoducto en un estado deteriorado y alarmante.
“We make our just claim to the right to water, the right to health and the right to food. Rights that are being affected precisely by this situation of oil spills”
Como parte de la pruebas entregadas a la Comisión por una delegación integrada por líderes indígenas, la prestigiosa Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP) y el Vicariato de Iquitos, se incluyó la investigación titulada «El derecho humano al agua en el contexto de los conflictos socio-ambientales en las cuencas de los ríos Tigre y Marañón Loreto, Perú” liderado por la prestigiosa universidad PUCP de Lima y facilitado por el Instituto Chaikuni, así como la investigación del Congreso peruano sobre los recientes derrames de petróleo del oleoducto norte peruano. La evidencia fotográfica de los derrames de petróleo seleccionado por el Instituto Chaikuni también se presentó al panel de la Comisión, que llamó a las fotografías “muy impactantes […] las fotografías hablan por sí mismas”.
The indigenous Kukama-Kukamiria community of Cuninico along the Maranon river, Loreto, Peruvian Amazon. Photo by Sophie Pinchetti / Instituto Chaikuni; included in evidence presented to IACHR
“Indigenous peoples teach us that water is more than a right – water is a living being, the world needs it for its subsistence”
Los ríos son una fuente vital de vida para los pueblos indígenas amazónicos, que proporcionan no sóolo las fuentes de agua y medios de subsistencia principales de las comunidades, sino que también conllevan una gran importancia cultural y espiritual como parte de la cosmovisión de los pueblos indígenas. “Los ríos son todo para nosotros: dentro del agua sacamos nuestros peces, el agua es algo que está dentro de nuestra familia, de nuestra vida, sin eso no podemos existir”, dijo Llerson. Durante la audiencia, Soledad García Muñoz, Relatora Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA) de la CIDH afirmó que “tenemos que enfatizar la importancia que tiene la realización del respeto al agua, para la Pachamama y para nuestras sociedades y pueblos originarios que nos enseañaen que el agua es máas que un derecho, que el agua es un ser, vivo, que el mundo necesita para su subsistenciasustancia”.
Procesos de Defensa En Curso Pero Aún sin No Existen Soluciones
Si bien los pueblos indígenas afectados por la actividad petrolera han organizado muchas protestas y sostenido innumerables diálogos con el Estado, que a su vez lograron importantes acuerdos para resolver la problemática, todavía no hay una solución a la vista. “El estado sóolo se ha dedicado a dilatar los acuerdos a través de más diálogos y reuniones, hasta el día de hoy no se ha vistove un resultado concreto en relación a las necesidades exigidas por las diferentes comunidades de las cuencas del rioen lo que las comunidades o las cuencas exigen. Esperamos que la Comisión exhortea que el estado peruano cumpla con sus obligaciones”, nos dice Llerson.
After the 2 500 barrel oil spil on the indigenous territory of Cuninico, Loreto, Peruvian Amazon. Photo by Silviu Dimiutrache/Instituto Chaikuni; included in evidence presented to IACHR
En el caso de Cuninico, laesta audiencia con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fue la segunda vez que la comunidad presentó su caso. En una audiencia de 2016 titulada “La situación de abandono de las comunidades nativas afectadas por los derrames de petróleo” en el marco de la 158ª sesión de la CIDH, los miembros de la comunidad ya habían denunciado la falta de atención por parte del del estado en lo relacionado con por el agua potable y la atención médica, y lael falta de una soluciónremediación adecuada por parte de la petrolera Petroperú, que aún niega la compensación a la comunidad y continúa beneficiándose de la impunidad a pesar del daño irreparable que ha causado a los pueblos indígenas y al ecosistema amazónico en Loreto.
Indigenous leader Watson Trujillo Acosta from the community of Cuninico in the Maranon river, Loreto, Peruvian Amazon
Cuninico también tiene un proceso legal a nivel nacional, en el que el Juzgado Mixto de Nauta, emitió una resolución histórica en marzo de 2018 ordenando al Ministerio de Salud de Perú (MINSA) y al Gobierno Regional de Loreto a cumplir con las “medidas cautelares” que había dictado en 2017 y diseñado para ayudar a proteger los derechos de las personas o comunidades en riesgo. “Aúun no tenemos agua ni desaguedesagües”, dice Watson. “En enero de 2017, MINSA sacó un declaratoria indicando que las poblaciones no deberían consumir el agua por que no eras aptao para el consumo humano. El derrame sucedoió en el 2014!”
En el caso de Vista Alegre, esta es la primera vez que la comunidad lleva su caso a la CIDH. El líder indígena Llerson Fachin Tuituy enfatizó que a pesar de que el estado declaró una emergencia ambiental y de salud en la cuenca del río Tigre en el 2015 luego después de una protesta indígena, el estado instaló plantas de agua en las comunidades para tratar ellos altos niveles de contaminación del ocasionados por el petróleo crudo. Pero los resultados de dos estudios realizados por las autoridades de salud de Perú que evalúan la calidad del agua procesada por la planta se han ocultado a los pueblos indígenas, testificó Llerson. Tampoco se han llevado a cabo estudios de toxicología para investigar los niveles de metales pesados en las comunidades afectadas, dijo Llerson. “La contaminación del agua es permanente”, nos dice Llerson, “Los metales pesados siguen bajando y nuestros niños siguen bañándose en el río con petróleo”.
“After the hearing, we have much hope that we can be heard. In Peru, many years have passed, and to this day we still do not have clean drinking water.”
La Comisión debe programar una visita a las cuencas de los ríos Tigre y Marañón con la meta de reunir evidencia pruebas para producir un informe y emitir exhortaciones. “Después de la audiencia, tenemos esperanza que podaemos ser escuchados”, nos dijo Llerson cuando estaba por regresar a su comunidad. “Quizás a través de otras instituciones de categoría más altas podamos atraer la atención que necesitamos y resolver nuestros problemas más rápidamente., más altas, que pueden atenderse con lo que se pida y para solucionar la problema más rápida. Porque acá en el Perú, ya ha pasado muchos añnos, y hasta el día de hoy no tenemos agua potable. Esperamos que la Comisión nos ayude a asegurar las necesidades básicas que necesitamos para sobrevivir Con esta Comisión, tenemos las esperanzas de que podemos atender con las cosas básicas para poder sobrevivir, que como es el agua”.
The North Peruvian pipeline near the community of Cuninico, Loreto, Peruvian Amazon. Photo by Sophie Pinchetti / Instituto Chaikuni, included in evidence presented to IACHR
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Texto y Fotos de Sophie Pinchetti
Los ríos son vida para los pueblos amazónicos. En la región de Loreto en la selva amazónica de Perú, casi medio siglo de explotación petrolera irresponsable ha dejado ríos, quebradas, cochas y lagunas contaminados con metales pesados. Los pueblos indígenas siguen exigiendo el respeto de sus derechos, como el derecho fundamental al agua.
Aunque las mujeres siempre han estado presentes en las resistencias socio-ambientales contra los proyectos extractivos en la Amazonía peruana, sus luchas no siempre han sido visibilizadas. Sus voces rara vez se escuchan en reuniones con el estado y las mujeres carecen de representación en el liderazgo de las organizaciones indígenas. Ser mujer, pobre e indígena es una triple discriminación, lo que significa que las mujeres indígenas están sujetas a “situaciones de violencia, discriminación e inseguridad alimentaria”, declaró recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Hoy en el Día Internacional de la Mujer, y todos los días, celebramos las voces de las mujeres indígenas que están defendiendo sus territorios y comunidades. En esta serie de retratos, presentamos a cuatro mujeres indígenas inspiradoras y valientes que hablan sobre la importancia de proteger el agua y el río. Originarios de la cuenca del río Marañón, estas mujeres provienen de comunidades afectadas por los derrames de petróleo del corroído Oleoducto Nor Peruano construido en 1977. Décadas de derrames han creado un ambiente tóxico en lo que una vez fueron ríos y selvas prístinas. En alianza con pueblos indígenas de otras cuencas afectadas como Corrientes, Pastaza, Chambira y Tigre, estas mujeres son parte del movimiento que exige justicia mediante una agenda que incluye un estudio independiente del oleoducto, la remediación integral de los lotes petroleros 192 y 8 y una Comisión de la Verdad, por ejemplo.
Las mujeres indígenas dedican mucho tiempo a la gestión de las tierras y los recursos de los pueblos indígenas no solo para actividades de medios de subsistencia, sino también para prácticas culturales y espirituales. En América Latina, desde Ecuador hasta Guatemala y México, las mujeres indígenas se organizan cada vez más y toman roles de liderazgo para proteger sus territorios y sacar a la luz los estrechos vínculos entre extractivismo y patriarcado. Sin embargo, en la Amazonía peruana, el liderazgo de las mujeres indígenas aún está rezagado. Las mujeres deben ser empoderadas y contar con el apoyo y el espacio para asumir roles de liderazgo y amplificar sus voces.
Maria Shunia Pirco
Comunidad Nativa Kukama de Roca Fuerte, Río Marañón“El agua es nuestra vida, tenemos que proteger el agua. Nosotros, los Pueblos Indígenas, estamos tomando agua contaminada, nos enfermamos, morimos. Cuantos niños se están muriéndose porque el agua es contaminada. Y los pescados. Todo es contaminado. Por eso estamos acá pidiendo solución. Quisiera avanzar todo mas adelante, que el estado nos den agua buena. No tenemos agua para poder vivir bien.”
Flor de María Paraná
Comunidad Nativa Kukama de Cuninico, Río Marañón“El agua es vida. El río representa como una madre. Como una madre que tenemos, el agua es una madre de la vida para los seres humanos. Ahora estamos reclamando nuestros derechos por la contaminación que ha hecho Petroperú con el petróleo crudo que ha malogrado a nuestro madre, el agua natural, que es para el consumo para todos los seres humanos.
El agua lo utilizamos todos los días – cocinamos, lavamos, tomamos, y por eso el agua es lo mas importante en la vida para seres humanos. Cuando teníamos agua limpia para tomar, pescado sano para comer, no le molestamos al estado porque nosotros teníamos suficiente alimentación, agua limpia para tomar. Tenemos quebradas y cochas en nuestra comunidades que eran como un mercado pero ya son contaminadas. Ya no sirven para comer alimentos suficiente. Ya los peces son flacos, bajos de substancia. El estado tiene que atendernos inmediatamente con agua y alimentación. Nosotros, comunidades nativas, estamos en una necesidad.
El estado tiene que resolver los derrames y cuidar la tubería para que no ocurra esto, para que no nos siga perjudicando a las comunidades nativas. Estamos presionando porque todavía no asegura la tubería. Esa es debido a la irresponsabilidad del estado y de la empresa Petroperú.”
Ines Vazquez Ramirez
Comunidad Nativa Kukama de San Roque, Río Marañón“El agua es muy importante porque del agua vivimos. Nuestras aguas son contaminadas por la empresa Pluspetrol, estamos muy tristes. Con esta agua nuestros niños se estan moriendonse. Ya no tenemos pescado, ni en el río ni en las cochas. Constantamente hay derrames de petróleo. Todos los días, por más que purificamos el agua, por más que lo tratamos, no es apto para el consumo humano. Estamos ingiriendo metales pesados, como plombo. Si no hay salud, no hay vida. Pido al estado que nos atienda con agua tratada y víveres para estos niños que son desnutridos en nuestras comunidades. El estado no nos hace caso. Por eso nos hemos parado de nuevo, en este caso si no nos vuelven a attender, vamos a parar con mas fuerza ya. Va haber un paro indefinido.”
Agnita Saboya
Comunidad Nativa Kukama de Cuninico, Río Marañón“El río es un fuente de vida. Sin este río, sin agua, no podemos vivir. Como madre, reclamo primeramente que la prioridad sea el agua, porque es contaminado. Antes vivíamos en una comunidad bien atendida, con toda nuestra naturaleza, nos teníamos ningún dificultad como ahora. Ahora nos levantamos a la 1 o 2 de la mañana cuando llueve, para recoger el agua porque si no, no tenemos con que cocinar. Que pena es para nosotros y que tristeza es cuando no llueve. Es culpa del estado porque nosotros verdaderamente necesitamos apoyo. Hasta ahora no vemos ningún resultado. Como Pueblos Indígenas, somos seres humanos como ellos son. Necesitamos respeto, tenemos un derecho a la vida, al agua, a la alimentación, y a la salud.”
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La Amazonía es un tesoro mundial. Chaikuni Institute agradece poder proteger el ecosistema de la región de Loreto, una región de una biodiversidad incomparable donde viven una gran variedad de culturas indígenas, y poder trabajar en colaboración con las tribus indígenas para proteger este ecosistema. Nuestro trabajo no hubiera sido posible sin la red de socios, donantes i aliados, que comparten nuestra visión para la Amazonía. Este año, estamos muy contentos de iniciar una colaboración con el Fondo Amaru fundado por la shamana occidental Rebekah Shaman, que tiene más de 20 años de experiencia viviendo y trabajando en la Amazonía peruana, El 10% de los fondos obtenidos de su negocio de plantas medicinales irá directamente a Chaikuni, proporcionado ayuda a nuestro trabajo comunitario que protege a los derechos de las comunidades indígenas, los derechos de la naturaleza, y ofrece alternativas que regeneran y honran la filosofía indígenas del Sumak Kawsay o ´Buen Vivir´. Hablamos con Rebekah sobre su viaje a la Amazonía y su planes de futuro.
Texto por Sophie Pinchetti & Fotografía de Rebekah Shaman
Chaikuni: ¿Nos puedes contar cuál es tu conexión con la Amazonía Peruana?
Rebekah: Hace 20 años, en el 1998, cuando aún estaba trabajando en un hotel en el Machu Picchu, un shaman de la Amazonía profunda se me mostró en una visión y me dijo que tenía una medicina que me ayudaría a salir de mi confusión, de mi depresión y me enseñaría mi propósito en esta vida. Siguiendo esta visión, volé a la Amazonía y encontré el shaman de la visión a 14h de Iquitos. Fui su aprendiz y viví con él y su familia, bebiendo el brebaje visionario, Ayahuasca, dietando otras plantas medicinales, y siendo iniciada al shamanismo tradicional amazónico. Ese suceso en la Amazonía me ayudó a empezar mi camino shamánico y cambió mi vida para siempre. Mi experiencia fue tan intensa y me cambió tanto la vida que me ha costado años entender el impacto total del aprendizaje de mi maestro, cada vez que aprendo más sobre mi misma. Ahora trabajo con plantas medicinales para ayudar a personas a conectarse con el mundo natural pero en cuatro palabras mi viaje me ha enseñado que si queremos ver cambios en el mundo tenemos que vivirlos.Photo Rebekah Shaman
Chaikuni: ¿Por qué es para ti tan importante la Amazonía?
Rebekah: Mi corazón está en el Amazonía ya que este es el lugar que ha definido quién soy yo. Cuando llego a Iquitos siento una sensación profunda de que he llegado a casa. Iquitos es el pulmón y la farmacia de la tierra y no es hasta que llegas allí, que te das cuenta de lo maravilloso que es nuestro planeta. Es un ecosistema tan espectacular que es muy importante mantener nuestro planeta en homeostasis. Las comunidades tribales que viven allí tienen el conocimiento y la sabiduría sobre las medicinas y animales que son vitales para la supervivencia humana.Chaikuni: ¿Cuáles han sido tus experiencias más importantes que te gustaría compartir después de vivir durante tanto tiempo en la Amazonía?
Rebekah: La cosa más importante que he aprendido es que somos una parte esencial de la naturaleza, algo que olvidé cuando vivía en la ciudad de Londres, y esa desconexión incrementaba mis sentimientos de depresión y desesperación. Cuando encontré el shaman y empecé a vivir en consonancia con el mundo natural alrededor de mí, y aprendí los ritmos y la danza de la naturaleza, me empecé a sentir más feliz y en paz. También vi lo vital que es la Amazonía para la salud de nuestro planeta y los pueblos indígenas que viven en ella y que son parte del ecosistema. Si destrozamos la Amazonía y los pueblos indígenas que viven en ella, estamos destruyendo el hábitat que necesitan para poder sobrevivir.Photo Rebekah Shaman
Chaikuni: ¿Cuál es la cuestión más urgente en el mundo actual desde el punto de vista de un shaman occidental como tú?
Rebekah: Después de vivir en la Amazonía he aprendido que nosotros somos parte de la naturaleza y no estamos aparte de ella y cuando empezamos a vivir de forma simbiótica con ella nos sentimos más felices, en paz y harmonía. En el mundo occidental nos han enseñado algo completamente diferente, donde los recursos naturales de la tierra con derechos del ser humano para hacer con ellos lo que nos plazca. También vivimos en la ilusión que hay continua prosperidad y beneficios, mientras que en el mundo natural, sólo hay un ciclo de nacimiento crecimiento, decadencia y muerte. Esta narrativa lo único que hacer es crear consecuencias devastadoras para el planeta en el que vivimos. Necesitamos que haya un cambio desde el ser humano que está centrado en el ego ´yo´, hacía todo lo que envuelve ´Nosotros´. Si todos los humanos nos diéramos cuento del rol tan vital que jugamos en el futuro de la historia planetaria, y como nuestras acciones impactan de forma negativa el mundo, muchas de los problemas actuales cambiarían radicalmente.Chaikuni: ¿Qué fue aquello que te inspiró para crear El Fondo Amaru?
Rebekah: Creo que una de las maneras más fáciles y rápidas de salir del caos medioambiental, social y económico es invertir fondos de negocios y empresas de vuelta a la comunidad y al medioambiente. Los beneficios que obtengo de mi negocio con las plantas medicinales se invierte en ayudar a proteger mi casa espiritual, la Amazonía y sus pueblos tribales, y ayudar a proteger y preservar este lugar sagrado para las futuras generaciones.The house where Rebekah Shaman undertook her apprenticeship with shaman Don Juanito, in the heart of the Peruvian Amazon. Photo Rebekah Shaman
Chaikuni: ¿Qué es importante de lo que el Instituto Chaikuni hace?
Rebekah: El trabajo del Instituto Chaikuni es muy importante para mí porque está alineado con mis valores éticos. Trabajan a nivel de la comunidad, por lo que todo el dinero que dono va directo a las comunidades y proyectos que necesitan más ayuda. También están ubicados en Iquitos, y en la parte de la Amazonía con que tengo más conexión. Me siento muy afortunada de poder donar los beneficios que obtengo de mi trabajo shamánico directamente a este lugar y a su gente, quienes me dirigieron al lugar donde estoy ahora, ¡y me ha dado tanto en esta vida!Chaikuni: ¿Hay algún Proyecto o plan que te gustaría compartir con nosotros?
Rebekah: Haré la apertura oficial del Fondo Amaru el 18 de marzo en el equinoccio de primavera con una ceremonia de cacao. También estoy organizando dos retiros de 10 días en diciembre para aquellos que están interesados con las plantas medicinales, Ayahuasca y Chiric Sanango, en un lugar profundo en la Amazonía. 10% de los beneficios de la ceremonia de Ashananika cacao y los retiros de plantas medicinales irán al fondo.Photo Rebekah Shaman
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Escrito por Sarah Kerremans y Sophie Pinchetti
Imágenes de Sophie Pinchetti
¿Podría la reciente movilización en Saramurillo, en el norte de la Amazonía peruana, ser recordada como una de las que llevó finalmente la tan necesaria justicia a las comunidades indígenas afectadas por más de 40 años por actividades petroleras irresponsables? A mediados de diciembre del 2016, 31 acuerdos fueron firmados entre los oficiales del gobierno peruano y las comunidades indígenas. ¿Serán las cosas distintas esta vez, se cumplirán los acuerdos? En la estela de las muchas promesas no cumplidas por parte del estado y de los constantes derrames de petróleo en sus territorios, las esperanzas son sorprendentemente altas por los miles de nativos que se unieron durante 117 días en la comunidad de Saramurillo para pedir respeto a sus derechos y para parar la destrucción de la Amazonía peruana por la extracción de petróleo.
Una comisión de alto nivel liderada por el Primer Ministro peruano Fernando Zavala que se compromete a cumplir con los acuerdos de Saramurillo el 19 de diciembre de 2016
Esta amplia coalición en Saramurillo se formó entre diferentes pueblos indigenas de la Amazonía, como los Kukama, Urarinas, Achnuar, Kichwa y los Quechua procedentes de cinco cuencas de los ríos Marañón, Corrientes, Pastaza, Tigre y Chambira . Aproximadamente 3000 personas estaban presentes en el pico de la protesta. Todos ellos han sufrido los impactos de contaminación en sus territorios, de los dos lotes petroleros más antiguos de Perú.
Los acuerdos fueron firmados después de tres meses y medio de protestas, las mismas que empezaron el 1 de setiembre de 2016. Hasta el 29 de noviembre las comunidades indígenas sostuvieron un bloqueo de una sección del río Marañón para llamar la atención para sus demandas. Después de varios intentos de diálogo no exitosos y, en vez de militarizar el conflicto, el gobierno peruano volvió a abrir el en Saramurillo, con una comisión del estado encabezada consecutivamente por el Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Marisol Pérez Tello, el Ministro de Energía y Minería, Gonzalo Tamayo y el Ministro de Producción Bruno Giuffra en diciembre de 2016. “El mayor problema aquí es el empleo”, afirmó el Ministro de Energía y Minería, “decidme, líderes indígenas, ¿quiénes entre ustedes no ha estado trabajando para las empresas petroleras?” Cientos de personas reunidos en el local comunal le miraron en silencio. Nuestra Directora Ejecutiva quien acompaño las comunidades indígenas con apoyo técnico , Sarah Kerremans cuenta: “casi me caí de la silla al escuchar las palabras de bienvenido del Ministro hacia los centenares de padres y madres indígenas, quienes a pesar del cansancio, de mente y de corazón, mostraron esperanza después de 117 días de protesta pacífica. Un líder Achuar se levantó para romper el silencio, fue muy amable cuando habló: “Nosotros sabemos que las autoridades en Lima tienen dificultades en entender lo que estamos diciendo nosotros, pero no se preocupe, no nos cansaremos de explicar nuestras demandas legítimas, no nos cansaremos aunque debamos hacerlo durante varios días, una y otra vez. Será necesariamente un debate intercultural”. Fue una declaración fuerte que indicó las normas para este largo debate, el cual resultó en 31 acuerdos firmados.
La región peruana de Loreto se puede denominar una micro Venezuela: su economía local ha dependido del petróleo durante las últimas 4 décadas, y entró en crisis en 2015, cuando el precio internacional del petróleo por barril bajó. Aun así, las primeras demandas de las comunidades indígenas en Saramurillo no eran respecto a empleo. Sarah nuestra directora y especialista en derechos fundamentales ha estado involucrada en numerosos diálogos, mesas redondas y procesos de consultas previa entre comunidades indígenas y el estado peruano durante los últimos tres años. Ella lo observa y ve una tendencia: “Esto es parte de una estrategia más amplia. En primer lugar, el estado peruano no ha garantizado los derechos fundamentales en la región de Loreto por mucho tiempo. Cuando las comunidades indígenas reclaman sus derechos después de cuatro décadas de actividades petroleras en sus tierras ancestrales –derechos fundamentales como el derecho a agua potable, a sus territorios y a la vida – no son escuchados. Para entrar en negociación se prioriza la idea de creación de empleo, y muchas veces mediante la figura de las “empresas comunales” para satisfacer a las demandas. Eso puede funcionar durante un rato y dar la impresión de satisfacción directa y atención inmediata en sitios que han tenido muy poca atención anteriormente. Pero después de un tiempo, las comunidades observan que el problema de fondo continúa igual a lo largo del tiempo. Así que uno de los problemas principales planteados en Saramurillo no era respecto a empleo, sino respecto a la remediación inmediata y efectiva de los miles de sitios contaminados por petróleo en los lotes 192 (operador: Pacific Stratus Energy, el antiguo operador PlusPetrol), 8 (actual operador: PlusPetrol) y a lo largo de los 800 km de oleoductos (operador: PetroPerú) que atraviesan la Amazonía”.
Líder indígena James Rodriguez Acho hablando durante el debate con el Ministro de Poducción de Perú Bruno Giuffra
Acuerdos importantes para el Pasado, Presente y Futuro
El proceso que llevó a los acuerdos no fue fácil ni libre de tensiones. El debate generó un espacio donde la democracia indígena y la democracia republicana buscaban entenderse mutuamente para restablecer la confianza y buscar justicia para las demandas. A diferencia de la estrategia usual de las de mesas técnicas, la metodología puesta de manifiesto por las comunidades indígenas en Saramurillo fue el debate político intercultural en presencia de un Ministro de estado.
El debate entre el estado peruano y las comunidades indígenas unidas en Saramurillo, diciembre 2016
Según los acuerdos de Saramurillo la efectiva remediación de los sitios contaminados empiece en 2017. Junto a esto, los acuerdos incluyen un estudio independiente del oleoducto Norte-Peruano en el primer semestre de 2017, así como los otros oleoductos que cruzan los bloques 192 y 8, con la participación de representantes indígenas.
Primer Ministro Peruano de Energía y Minería Gonzalo Tamayo junto a los líderes indígenas de las federaciones unidas en Saramurillo durante el debate a finales de noviembre de 2016
“Si hablamos de este oleoducto en el río Marañón, estamos hablando de una situación de emergencia: estamos en temporada de lluvias y el crudo de más los más de 12 derrames solo del último año se esparcirá incontrolablemente y contaminará las aguas potables del río Marañón, la ciudad de Iquitos y el Amazonas aguas abajo. El objetivo del actual gobierno es continuar con la explotación petrolera en la Amazonia y eso lo más antes posible, a pesar de la corrosión de los antiguos oleoductos y de los numerosos problemas sociales y ambientales. Así pues, ¿es eso aún viable? Escuchamos una nueva lengua de los líderes indígenas en esta parte de la Amazonía y esto condujo a un importante acuerdo para implementar una comisión parlamentaria para discutir esta viabilidad”, comenta Sarah Kerremans.
Comunidades indígenas devolviendo barcazas de Petroperu a la estación de bombeo hasta que el debate con el estado fuese completado, diciembre de 2016
Conforme los acuerdos de Saramurillo, una propuesta de ley de monitoreo ambiental y vigilancia comunitaria y un debate nacional respecto al futuro de la política energética en Perú,en particular respecto a la la Amazonía, serán promovidos por la Comisión del Pueblos Amazónicas, Andinas, Afroperuanas, Ambiente y Ecología (CPAAAAE) del Congreso de la Republica.
“El petróleo no ha servido para mejorar la región Loreto”, observa el asesor Kichwa José Fachin. “La economía de las comunidades indígenas o de Loreto, no puede depender de las actividades petroleras. Nosotros queremos manejar nuestros propios recursos, empoderarnos y diversificar la economía local, y ya no sufrir de la contaminación. Es por eso que tenemos que trabajar en un plan de inversión, para que la gente pueda mejorar su calidad de vida sin explotación petrolera, actividad que nos ha sido impuesta”. Respecto a esto, se ha firmado acuerdos específicos respecto ae salud, educación, saneamiento, electrificación, infraestructura, acceso a programas sociales y proyectos productivos para generar ingresos en las comunidades afectadas, todo en el marco del derecho a la compensación La primera etapa de este plan de compensación fue iniciada mediante una Comisión Multisectorial que inicio en enero del 2017, y presentará su primer informe de progreso en junio del 2017.
Los acuerdos también tienen como objetivo investigar los impactos de los más de cuatro décadas de operaciones petroleras en los bloques 192 y 8 a través de una Comisión de Verdad, que debe involucrar al gobierno, organizaciones indígenas y empresas petroleras para identificar las mejoras que se puedan implementar.
No para todo se llegó a acuerdos: algunos casos de titulación territorial en áreas protegidas, pagos de derechos de servidumbre, y las compensaciones por daños relacionados a los derrames del oleoducto , responsabilidad de Petroperú, no fueron resueltos. Aun así, a través de la implementación de los acuerdos de Saramurillo, las comunidades indígenas esperan ver resultados concretos en el inmediato, medio y largo plazo ya que hay un compromiso de cinco años con el actual gobierno.
Más Unión, Más Fuerza
A la luz de demasiados acuerdos anteriores no cumplidos, la unidad es la mejor estrategia para avanzar, afirman las federaciones indígenas unidas en Saramurillo. Dos meses después de haber firmado los acuerdos, ellos continúan juntos, atentos y vigilantes al cumplimiento de los acuerdos hechos por el nuevo gobierno, que “quiere hacer las cosas diferentes y quiere cumplir” en palabras del Primer Ministro de Perú Fernando Zavala durante su visita a Saramurillo el 19 de diciembre de 2016 para mostrar el compromiso del gobierno en cumplir los acuerdos.
Con sol o con lluvia, la alianza estratégica de esas federaciones indígenas llego a unir a diferentes comuneros indígenas de la Amazonía de distintas lenguas y pueblos, quienes estuvieron comiendo, durmiendo, riendo, llorando, siendo firmes y esperanzados juntos. Un nuevo perspectivo, y sentimientos de orgullo cultural y de dignidad fueron resultados importantes de esta batalla de defensa del territorio y de los derechos colectivos e individuales. “Hoy, los pueblos indígenas estamos más unidos que nunca”, declaró el líder Shipibo y presidente de ACONAKKU James Rodriguez Acho. “Esta unidad va a continuar”, insiste el líder Achuar y presidente de FEPIAURC Daniel Saboya Mayanchi, “porque no es solo la unidad de las federaciones en las cuencas de los ríos, es la unidad de las comunidades y de sus miembros, ellos son la esencia y dan credibilidad a ese proceso”.
Mientras la movilización en Saramurillo se levantó por ahora, la unificación que fue iniciada por estas comunidades indígenas sigue creciendo y fortaleciéndose . Este mes, más organizaciones indígenas se unieron a la plataforma de las cinco cuencas. La coalición ahora incluye 15 organizaciones indígenas, cada una representando a pueblos afectados por las actividades petroleras en la Amazonia peruana. Juntas, estas organizaciones muestran que su defensa de la tierra, el agua y la vida continúa.
Véase el video respecto a la movilización en Saramurillo, compartiendo las voces de las comunidades indígenas unidas en la lucha.
JAMES RODRÍGUEZ ACHO
líder Shipibo y Presidente de ACONAKKU“Las comunidades indígenas hoy están más unidas que nunca. Es un privilegio defender nuestros derechos y es por eso que nos hemos movilizado. Somos de diferentes etnias, hablamos diferentes idiomas. Estamos defendiendo la dignidad e integridad física de nuestros hijos y el futuro.”
YOLANDA NARO GREFFA
líder Kukama“El agua es vida. Es por eso que nosotros cuidamos nuestra agua para que no se contamine. Pero luego las empresas contaminaron nuestros ríos y bosques, y trajeron muchas enfermedades. Nuestra selva peruanaha es reconocida como los pulmones delmundo. Pero está deteriorada, la estamos perdiendo. Si luchamos para preservarlas, si, podría ser los pulmones, y así continuará siéndolo. Pero si el estado no nos responde ahora, muchas cosas pueden pasar. Cuidado.”
JAIRO SANDI MAYANCHI
Líder de Saramuro (murió dos meses después de la firma de los acuerdos)“¿A que se han ido los 40 años de explotación petrolera? Nada ha mejorado. No tenemos nada que nos sirva, estamos en extrema pobreza. Si la gente se ha unido hoy, no es porque quieren dinero. Es para reclamar nuestro derecho a ser escuchados por el gobierno, porque nadie nos escucha. Si no protestas y no hablas firmemente, nadie te escucha.”
JULIA CHUJE RUIZ
Miembro Kichwa de FECONAT“Me acuerdo cuando yo era pequeña como mi familia y la gente vivíamos . Viviamos una vida tranquila. Comíamos pescado y carne, comida sana – no como ahora. Ahora comemos pescado que está contaminado con petróleo. Las empresas son realmente criminales , mucho muerto han causado. Han hecho mucho daño. Nosotras, las comunidades indígenasunidas para esta lucha en Saramurilloveremos como las cosas avanzaran ahora.”
CÉSAR LLERENA RIOJA
Líder Kukama y Presidente de ACONAKU“Por primera vez en la historia, representantes del gobierno y estado llegaron a nuestra comunidad para ver nuestra realidad. Nosotros pedimos a todas estar unidas. Con lluvia o con sol, comemos o no comemos, estaremos luchando para defender nuestros derechos por nuestra tierra, nuestros ríos y nuestros bosques.”
DANIEL SABOYA MAYANCHI
Líder Achuar y Presidente de FEPIAURC“No podemos aceptar más abuso, no más destrucción. Todo lo que queremos y pedimos ahora es respeto de las empresas y del estado. Nosotros, como comunidades indígenas, siempre hemos respetado. Pero lo que no hemos recibido nunca es respeto. El resultado concreto y positivo que estamos esperando se verá a largo plazo. Las comunidades han perdido la confianza en el estado porque acuerdos anteriores no han sido cumplidos. Pero ahora estamos construyendo juntos, una vez más familiarizándonos entre nosotros y confiando – hoy más que nunca, porque las cosas no pueden ser postergadas.”
MIGUEL MANIHUARI TAMANI
Líder Kukama y Presidente de AIDECOS“El estado se ha apropiado de los territorios en los cuales vivimos, nuestros territorios indígenas ancestrales que nos pertenecen y que son nuestra casa. No queremos estar pidiendo cosas al estado que no tendríamos que estar pidiendo. Solo exigimos nuestro justo derecho que nos ha sido quitado a raíz del petróleo. Si no hay solución y aceptación de nuestras demandas, no dejaremos que ni un solo barril de petróleo se saque de nuestro territorio.”
MIGUEL ZUÑIGA CAREAJANO
Líder Achuar, ORIAP (en la derecha de la imágen)“Queremos que el estado nos entienda. Eso el reclamo. ¿Porqué? Mucha enfermedad, hay muerto por la contaminación del agua, la alimentación , lo que tomen. Ahora las plantas – sembramospero no se desarrollan. Es por eso que queremos remediación, para que nuestras tierras se arreglan. Lo que se ha empezado aquí en Saramurillo no termina – va a continuar.”
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