Por
La amazonía peruana cuenta con al menos 980 especies de plantas medicinales identificadas, lo cual la convierte en una inmensa reserva de principios activos y de conocimientos con potencial para tratar enfermedades actuales y futuras. Durante siglos, los pueblos indígenas de la Amazonía han aprendido a utilizarlas, transformarlas y vivir en armonía con ellas.. Aprendieron de lo que arbustos, árboles, palmeras y frutas tenían para enseñarles y los incorporaron a sus relatos, tradiciones y prácticas culturales.
Cada planta tiene su propia historia, rituales de cómo y cuándo debe cosecharse, así como de qué manera y en qué momento se debe tomar. Sus propiedades han sido – y continúan siendo – usadas durante siglos para curar diversidad de enfermedades. Al igual que en la medicina occidental, su uso está condicionado a cumplir ciertas pautas. Como sostiene Rafael Chanchari, sabio shawi y maestro del Programa de Formación de Maestros Bilingues Interculturales de la Amazonía Peruana (FORMABIAP),“es igual que en la medicina occidental, cuando el doctor te receta y te da todo un horario, cómo administrar. Si tú cumples eso, sí te vas a sanar, pero si no cumples no te vas a sanar. Igualito en las plantas medicinales, nosotros conocemos y damos consejo, le explicamos como tiene que ser”.
En el contacto con las ciudades, los pueblos indígenas amazónicos han aprendido también a incorporar prácticas de la medicina occidental. Aunque el uso de fármacos ha llegado a reemplazar a el uso de plantas medicinales en muchas comunidades, eventos como la pandemia por COVID-19 trajo consigo su revalorización. Plantas como el matico (Piper aduncum) y el ajo sacha (Mansoa alliacea) fueron ampliamente usadas para combatir la enfermedad como complemento a los fármacos.
En esta coexistencia, estos pueblos reconocen también las limitaciones o afecciones para las que pueden utilizar cada una. Para Tony López, maestro Shipibo, este entedimiento es importante, “cuando tú estás mal y tomas medicamentos y no te mejoras y sigues igual o sigues empeorando, eso significa que no es con los medicamentos, sino es con plantas [y de igual manera]; si no hay mejoría, medicamentos”.
No obstante, los conocimientos que los pueblos indígenas desarrollaron sobre las plantas no se limitan sólo a sus propiedades concretas y su capacidad para responder a problemas que afectan la salud física de las personas. The knowledge they alcanzaron about the complexity of the plant world medicine transciende lo corporal para entrar en contacto con el mundo espiritual. El vínculo que tienen con las plantas no es una simple relación de sujeto-objeto de uso, sino que tiene también un carácter social.
Para acceder al poder curativo y al conocimiento de cada planta es necesario conectarse con su fuerza vital y establecer con ella una relación de respeto y reciprocidad. Esta relación implica una serie de rituales, precauciones y restricciones específicas de comportamiento y alimentación que se conocen comúnmente bajo el nombre de “dieta”. La dieta adquiere un significado central al permitirles entrar en contacto con el aspecto menos tangible de este mundo.
Como cuenta Tony López, la dieta es un medio importante para alcanzar conocimiento, “cada persona hace una dieta para aprender una cosa. Para tener esa energía, esa fuerza, ese conocimiento, ese poder, tengo que dietar para tener el conocimiento de las plantas. A través de la dieta vamos descubriendo muchas plantas que son medicinales, comestibles. Gracias a nuestros ancestros estamos en esta línea de vida. Este conocimiento milenario”
A través de largas y estrictas dietas, los maestros profundizan y amplían su conexión con cada planta consiguiendo mayor poder. Por su parte, en los pacientes, la dieta prepara el cuerpo y la mente para recibir el poder curativo del tratamiento. Las dietas son parte fundamental del proceso de sanación y no cumplir sus restricciones puede hacer que la planta produzca efectos indeseados.
In the plant medicine world, la ayahuasca es una de las que adquiere mayor significancia por su poder y capacidad para transmitir conocimiento. Esta planta, acompañada de la chacruna, ha sido utilizada durante siglos por el pueblo shipibo tanto para curar, como para ser curado. En palabras del maestro Tony, “nosotros no curamos, el que cura es el ayahuasca. Nosotros simplemente hemos visto, hemos escuchado porque hemos tomado ayahuasca. Te da visión, puedes ver tu futuro, tu pasado, tu presente, tu entorno, tu familia”.
La riqueza de todo este conocimiento ha ido esparciéndose por todo el mundo. En la actualidad es posible encontrar medicinas o prácticas rituales indígenas en ciudades alejadas de la Amazonía, y realizada por personas de diversos orígenes. Sin embargo, un tema que debe mantenerse sobre la mesa es el respeto que se debe tener frente a los conocimientos de los pueblos indígenas. Muchas veces, la forma en que han usado las plantas han dado indicios de sus propiedades farmacológicas, las cuales han llevado al desarrollo de medicamentos sin que ellos reciban crédito por ello. Respetar su conocimiento significa reconocer su origen y afirmar el inmenso valor de estas culturas.