"El buen vivir", según Alfredo Asipali

Por Macarena Tabja

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Alfredo Asipali es un hombre de familia. Nacido en la ciudad de Iquitos en 1963, cuando llegó a la comunidad de Tres Unidos decidió convertirla en su hogar permanente. Veintitrés años después, con una esposa, dos hijas, un hijo y cuatro nietos, Alfredo sabe que éste es el lugar indicado para él. Pero el camino hasta aquí tiene muchas vueltas por recorrer.

Crédito de la foto: Macarena Tabja/Instituto Chaikuni

Al acabar la secundaria, Alfredo quería ser ingeniero pero desafortunadamente ni sus padres ni él podían permitirse pagar la universidad. Emigró a la provincia amazónica de San Martín, donde pensaba trabajar y ahorrar dinero para sus estudios. Las cosas no salieron como él pensaba, siendo un joven en busca de aventuras, ahorrar dinero no fue tan fácil como imaginaba. Tres años después, Alfredo decidió que su tiempo en San Martín había llegado a su fin. Experimentado en la agricultura y sintiendo que era su vocación, hizo las maletas y viajó hasta Tres Unidos.

Crédito de la foto: Macarena Tabja/Instituto Chaikuni

Durante su vida, Alfredo siempre había trabajado la tierra como es común en la Amazonía, talando y quemando el bosque para preparar su chacra. Así lo hizo en sus propios campos durante los primeros 4 años en Tres Unidos. Pasaba su tiempo entre la agricultura, la pesca y la caza; todo lo que necesitaba estaba aquí. O eso creía. Fue por entonces cuando Alfredo fue invitado a formar parte de Chaikuni*. Para él fue un momento "¡ajá! Hasta entonces, no se había dado cuenta de que había mejores alternativas para cultivar alimentos. Aprendió a trabajar con plantas medicinales, reforestación y agroforestería. Con el tiempo llegó el Instituto Chaikuni. Alfredo trabajó junto a Silvia, nuestra Coordinadora de Permacultura y Relación Comunitaria que lleva consigo un bagaje ancestral de conocimientos agroforestales tradicionales. Con ella, Alfredo conoció la permacultura y se convenció de que era un sistema que funcionaba para la gente y para la Amazonia. Tal convicción le llevó a recorrer las comunidades locales para compartir sus conocimientos, en cierto modo recién descubiertos, con la esperanza de que llevaran a la gente a poner fin a la tala y la quema. Muchos talleres, prácticas y reuniones después, así fue. Ahora algunas familias de las comunidades cercanas aplican esos métodos de cultivo y han visto cómo sus vidas cambiaron para mejor.

Elita, la esposa de Alfredo. Crédito de la foto: Macarena Tabja/Instituto Chaikuni

Alfredo ha visto ir y venir a muchos de sus compañeros de trabajo, ya que es el primer y más antiguo miembro del equipo de campo del Instituto Chaikuni. Su hijo Juan también forma parte del equipo y su esposa Elita siempre está dispuesta a ayudarnos en lo que podamos necesitar. Alfredo también es el inspector de la comunidad. Esto consiste en ayudar al teniente a mantener la autoridad en Tres Unidos. En algún momento él mismo quiso estar al mando, pero es un cargo que requiere tiempo y Alfredo reconoce que no le sobra mucho. Así que ayuda en todo lo que puede, formando a los más jóvenes sobre cómo debe gestionarse una comunidad. Alfredo dice que éste podría ser su último año como inspector, pues considera que ha compartido todos sus conocimientos y cree que los demás están preparados para tomar el relevo.

Mientras trabaja en Chaikuni, un nuevo sueño ha empezado a crecer en la mente y el corazón de Alfredo. Se ve a sí mismo como propietario de un lodge en el que pueda alojar a personas que vienen en busca de un mundo natural, un lugar en donde puedan tener un rato tranquilo y relajante, un lugar en el que simplemente descansar y absorber el increíble entorno que es la selva amazónica. "El buen vivir, el buen beber, el buen lugar", como él dice. En su visión, no está solo. Su familia, como siempre, está con él, transformando esta aspiración en realidad. Eso es lo único que quiere Alfredo, dejar algo para que sus hijos sigan creciendo y tengan más oportunidades que las que él tuvo de joven.

Crédito de la foto: Macarena Tabja/Instituto Chaikuni

La experiencia de vida de Alfredo le ha demostrado que es posible llevar una vida autosuficiente en armonía con la naturaleza. Todo lo que él y su familia necesitan para comer, lo cultivan o crían. La Amazonía también les proporciona materiales para construir y agua dulce para beber. Tiene amor, amigos, trabajo y diversión. No le falta nada. Como él dice: "Quizás hay unas pocas cosas que se necesitan de la ciudad [...] El resto, como la yuca, el plátano, los peces, muchas cosas más, están aquí en nuestras manos. Eso es suficiente."

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* En esta época, las actividades de Chaikuni aún eran llevadas a cabo por nuestra organización hermana Alianza Arkana